El santo Patrón de Navarra, San Fermín, fue un misionero cristiano nacido en el año 272 en Pamplona y fallecido en 303 en Amiens. Murió muy joven, decapitado, pero dejó un sinfín de vivencias. Fue el primer obispo de Amiens, nombrado a sus 24 años de edad y el que organizó y mandó construir la Iglesia.
Su padre, un senador pagano llamado: Firmo, era un alto funcionario de la administración romana que gobernó Pamplona en el siglo III.
Muy joven conoció a Honesto, el predicador, que le enseñó la religión Católica, fue ordenado en Tolosa, a los 18 años de edad. Comenzó predicando en Navarra y posteriormente marchó a Francia, afincándose en Amiens. Ya en Amiens siguió con su apostolado.
La oposición Cristiana, de gran poder en la época, le ordenó cesar con sus oratorias, que se negó en rotundo a parar, siendo el motivo de su apresamiento y posterior decapitación.
En 1186 el obispo Pedro de París llevó de Amiens a Pamplona una reliquia de la cabeza de Fermín. Desde entonces, es venerado.
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