Como muchas generaciones del siglo pasado y de este, comenzó asistiendo a clases en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios de Almería dónde se formó como un gran dibujante, aunque yo diría perfeccionó lo que él ya llevaba dentro.
Su pintura es autodidacta y conservó raíces almerienses en los paisajes y colores; la luz, es en su obra esa mensajera que inunda sus cuadros y nos transmite la belleza de una tierra muy querida, sin duda, por Miguel.
Jesús de Perceval se fija en su obra y le invita a formar parte del Movimiento Indaliano allá por el año 1950.
Tanto en exposiciones colectivas e individuales, pronto se le aprecia una personalidad propia y diferente, que no deja indiferente a nadie.
Cuadro de la Chanca, lleno de fuerza. |
El cuadro de la Chanca que he puesto en este comentario parece una fotografía del propio Siquier y si se entornan los ojos, es tan maravillosa la sensación, como estar viendo el barrio en directo.
Dicen que fue uno de los primeros en descubrir el paisaje del desierto de Tabernas y a fe, que supo exportarlo, ya que el Cine ha dado muestra de ello durante ya setenta años y lo que quede.
Sus obras están repartidas en varios países del Mundo, Europa, América.
Sus cuadros se exhibieron en París y en las más importantes ciudades españolas.
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