Los radiotelescopios tienen su fundamento en captar señales de radio procedentes del espacio exterior, como sabéis las ondas de radio se propagan indefinidamente en el espacio.
La idea fundamental es saber si hay vida inteligente, en o fuera de nuestra Galaxia, independientemente de su antigüedad. De hecho, nosotros emitimos ondas radiofónicas desde hace más de un siglo que inevitablemente salen al espacio y pueden ser captadas dentro de millones de años en cualquier lugar del espacio. El radiotelescopio Big Ear captó, hace exactamente 39 años una señal, diferente a las demás y mucho más que inquietante. El telescopio captaba y un procesador IBM las convertía en caracteres alfanuméricos según la intensidad de la emisión.
La señal captada tuvo una intensidad 30 veces mayor que el ruido envolvente y provenía de la región de Sagitario. Días más tarde el profesor Jerry R. Ehman cuando descubrió la señal, escribió como signo de exclamación en el papel continuo impreso por el ordenador, la palabra: ¡WOW! y así fue bautizada la señal.
El telescopio terrestre Big Ear se mantenía fijo y debido a la rotación terrestre sólo disponía de una ventana espacial de 72 segundos justo el tiempo que duró la señal y esta es una de las razones por la que se cree su origen extraterrestre, causada en origen, por un gran y potente transmisor a millones de kilómetros de distancia.
Seguimos si saberlo exactamente, porque al parecer, desde 1977 aún no hemos recibido otra señal parecida.
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