Un matrimonio mayor, a los que ya se les acabó el sexo debido a su avanzada edad, se plantean que la vida sin sexo ya no tiene mucho atractivo para ellos. La única esperanza podría ser que, si de verdad existiera otra vida en el más allá, en ésta, si podrían volver a disfrutar de sus placenteros coitos. Por tanto, deciden que el primero de los dos que muera, cuente al otro si existe otra vida en el más allá y si el sexo estaría presente en ella. El primero en morir es el hombre (cómo suele ser habitual) y se le aparece en espíritu a su mujer para comentarle la nueva buena:
-" María, soy el espíritu de Manolo, no te austes que vengo a decirte cómo es la vida de más allá, tal cómo acordamos"-
- "Dime Manolo, ¿cómo estás? ¿tienes sexo, o estás aburrido, o es una vida espiritual solamente?-
- "¡Qué va! no paro de hacer el amor. Me levanto por las mañanas, desayuno mucho verde, vebo agua y a la primera que pasa, ¡zaca! le hago el amor tres veces. Descanso a la sombra y, cuando me recupero, a la siguiente que encuentro ¡zaca! le echo un par de buenos polvos. A medio dia, despés de comer, echo la siesta y, al despertarme, ¡zaca! a la que tengo más a mano le arreo cuatro casquetes más, ya te digo no paro y, eso si, me acuesto pronto para estar recuperado para el día siguiente.-
- ¡Qué ilusión Manolo! y dime ¿en qué trabajas, cómo estás, tienes el mismo aspecto, eres adinerado?.
-¡Qué va! ahora soy conejo en California.
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