Ya ha pasado un tiempo y el dolor de Lorca sigue latente, más aún, cuando parte de los afectados, todavía reclaman las ayudas prometidas. Pero la reflexión de lo acontecido debe alertarnos. Los datos son: que casi el 80% de las edificaciones de Lorca están afectadas por el maldito terremoto y casi 500 viviendas quedaron inutilizadas, hasta el punto de que el derribo es lo más aconsejable. El temblor era el más fuerte en medio siglo, pero ¿estamos preparados? ¿Aguantaran las construcciones de nuestro país otro envite?
El norte de España se salva del riesgo sísmico; pero no así el sur y, más concretamente el sur-este. El mapa sísmico peninsular determina que, trazando una línea desde el sur de la provincia de Valencia hasta el sur de Extremadura y de ahí hacia el sur, el riesgo es mayor. Riesgo más que posible, razonándolo por la proximidad de las placas tectónicas continentales.
La última Normativa de Construcción Sismorresistente (NCSR), de 2002, obliga a construir de otra forma más segura en esta zona de "alto riesgo". “La normativa no prohíbe construir, pero es muy exigente en las técnicas a aplicar". Los parámetros de la normativa son los siguientes: el cálculo de estructuras debe ser superior a lo establecido; el tipo de fuerzas por planta exigente; la disposición geométrica de dichas plantas muy estables; la distribución de los muros de carga más resistente que en otras zonas; la resistencia de materiales como el acero testeadas, y la calidad de los cerramientos comprobadas antes de su aplicación en la obra. El objetivo es: "Lograr la estabilidad de la estructura y que esta permanezca en pie en caso de un seismo de más de fuerza 7". La explicación técnica de Lorca, es que, la mayor parte de las viviendas afectadas fueron construidas en los años 60, antes de la normativa, y con materiales menos resistentes. Mi pregunta es: ¿Cuántas de nuestras ciudades que se encuentran en la zona de alto riesgo, tienen edificios anteriores a la normativa?
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