El Párroco Don Esteban estaba llevando a su Convento a Sor Delicias, cuando de repente se cruza un gato en la carretera delante de ellos y para no atropellarlo se dirige a la cuneta, sufriendo un accidente aparatoso, con vuelco incluido. Son llevados en ambulancia al Hospital. A los tres días el Párroco despierta y pregunta al Doctor.
- Dígame la verdad, Doctor ¿Cómo está Sor Delicias? El Doctor con el ánimo de no dar la mala noticia, pretende suavizarla.
- Lamento informarle que nunca más podrá darle la mano a la religiosa.
- ¡Oh!, ¿Quiere decirme, que ella perdió sus manos?
- No reverendo, usted perdió sus brazos.
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