No es imaginable un mundo sin electricidad a nuestro servicio, es más, dejaría de funcionar la vida como tal, si a los ciudadanos del siglo XXI nos transportaran a 1768 (por ejemplo) y tuviésemos que funcionar sin electricidad. ¿Qué son dos siglos? No es mucho tiempo si los contamos en décadas o en generaciones, pero tecnológicamente es mucho: ¡La cantidad de aparatos de comunicación, domésticos, de entretenimiento, de gestión, de cálculo, de medicina, de transportes (tierra, mar y aire) etc, etc, que funcionan por medio de la electricidad!. Seríamos unos verdaderos inútiles transportados a aquella época. Le debemos mucho a dos italianos muy observadores: Luigi Galvani y Alessandro Volta.
Galvani experimentó con animales, llegando a la conclusión que estos, se movían por una fuerza interior eléctrica. Llegó a observar y experimentar con las médulas y la extremidades inferiores de las ranas tratando de descubrir cual era ese principio y cómo se generaba esa electricidad dentro de los cuerpos de los animales.
Pero fue Volta quien experimentó con metales. Cuentan que puso dentro de su boca dos monedas una de zinc y otra de cobre y el rabo de una cucharilla de plata y experimentó unas "cosquillas" tenues en su lengua y paladar. Asoció rápidamente las cosquillas con la electricidad, creyendo en el principio de que los metales eran originarios de esa corriente eléctrica y no los animales, aunque estos la tengan implícita.
Sus investigaciones con metales y ácidos dieron con el descubrimiento de la Primera Pila Electrica y, a partir de ahí, (finales del siglo XVIII) la electricidad, progresivamente, nos ha hecho la vida mucho más fácil a los seres humanos.
Considero que este descubrimiento, fue un punto de inflexión y les debemos mucho a estos dos investigadores.
Lo he pensado siempre: experimentar con cosas que se ven y se tocan, es más fácil que hacerlo con cosas que no se ven, como la electricidad.
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