Las estatuas se convirtieron en seres humanos, se miraron, se abrazaron y corrieron hacia unos arbustos cercanos y se ocultaron entre el follaje.
El ángel sonrió mientras oía risas, ruidos de hojas y ramas al quebrase. Después de quince minutos, salieron las estatuas contentas y sonrientes. Sorprendido el ángel miró su reloj y les dijo: 'Aún les quedan quince minutos, ¡aprovéchenlos!, ¿no les gustaría continuar?
La estatua hombre le pregunta a la estatua mujer: ¿Quieres hacerlo otra vez?
Y sonriendo la estatua hembra le dice: ¡Si. pero esta vez sostienes tú a la paloma, mientras yo le cago la cabeza!
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