Resulta que a finales del Siglo XVII, el Convento de la Encarnación, por razones económicas, se encontraba en muy mal estado.
El Convento, por autorización expresa del Rey, quedó facultado para nombrar CONDE, previo pago de la cantidad de 22.000 ducados de vellón, al que asumiera esa cifra.
El elegido por la priora fue: Don Juan de Gaona y Abad, al que heredaría su hijo, Don Juan Francisco Gaona y Portocarrero.
El Rey, en 1.705, bajo solicitud expresa del elegido, concede la denominación: “Conde de Valdeparaiso” y la transferencia del título a su hijo.
De esta forma engalanaban sus casas con escudos familiares de piedra haciendo mención al título obtenido.
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