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Dijo una vez un marino, un marino mercante amigo de mis años mozos en Madrid, que Madrid era el 'mejor puerto cuando se estaba en la mar más de un mes'.
Era un asiduo de 'el mesón de Almería en Madrid', aún siendo él gallego: 'Estos ponen mejor pulpo a la gallega que en Ferrol', decía mientras apuraba la enorme tapa. Allí nos conocimos el Mesón era un lugar dónde iba yo casi a diario en el Paseo de la Castellana, lleno de nostalgia por mi tierra y por la enorme calidad y variedad de las tapas a un buen precio.
Por la circunstancia de que él era un empedernido lector y a pesar de la edad, nos separaba una década él casi 30 años y yo 20, congeniamos mucho y cuando marchó en uno de sus viajes, me hizo el custodio de una decena de libros ya leídos por él y que me recomendaba, libros que me empapé, entre idas y venidas al trabajo en el autobús y las clases de Comercio vespertinas.
'Madrid, capital de las Españas', decía y ciertamente era cierto ya que en mi corta vida de entonces conocí a personas de todos los sitios.
El enjambre madrileño en el año 1970 tenía de todo, todo lo que pudieras imaginarte o quisieras tener, si podías.
Pero un día un murciano me dijo: 'si quiero ir a tu tierra en tren me tengo que ir al norte y luego a Granada para llegar a Almería en más de 6 horas y si voy en coche tengo 'el ricaberal dónde se marean hasta las moscas'.
Dicho esto, ahora, 47 años después tenemos ave (Almería será la última a este paso) y una red de autopistas y autovías radiales, que dificultan el acercamiento entre capitales cercanas ya que muchas veces el paso por Madrid y sus by-pass son inevitables.
Las razones de Capitalidad desde Felipe II y el Centralismo han hecho así a Madrid, punto kilométrico cero, y puede que la equidistancia sirva para llegar a todas partes al mismo tiempo pero en la parte mala, es absurdo que para ir a ciudades a veces más cercanas en línea recta haya que rodearlo.
