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viernes, 5 de julio de 2024

JOSÉ LUIS TORRES CUADRAS - EXPERTO EN BALÍSTICA

Pasada de larga la frontera de los setenta años, el almeriense José Luis Torres Cuadra ha sido sin género de duda un singular personaje del pasado siglo cuando por esas extrañas circunstancias de la vida, se convirtió en teniente coronel “honorífico” de Saldan Hussein, contratado por el ex dictador iraquí para fabricar armas para este país. Antes, este ingeniero aeronáutico nacido en la barriada de Ciudad Jardín vivió otra experiencia de este tipo, diseñando material bélico en Filipinas, Siria e Irán.
En este ultimo país. Torres Cuadra, que cursó el bachiller en el Colegio de La Salle en Almería con extraordinarias notas, vivió una amarga experiencia. Sufrió un atentado, al detonar un artefacto destinado para acabar con su vida que le amputó tres dedos de la mano izquierda. Fue en el invierno de 1982 cuando comenzó su aventura por esas tierras, al firmar un contrato que le llevó hasta Teherán como experto en cohetes balísticos. En Madrid, dos hombres, un español y un iraní a lo que no conocía contactaron con el ingeniero proponiéndole trabajo en Irán desarrollando misiles. 
Le ofrecieron quince millones de dólares para desarrollar un proyecto de su propia creación de un proyectil perforador antitanque de 12 centímetros de longitud destinado a al ejercito de los “pasdaran,” brazo armado de la revolución islámica de Jomeini. Unos 5.000 hombres estuvieron a sus órdenes. Dirigió el principal complejo de fabricación de armas de la revolución iraní. 
Una vez en Irán, fue tratado como casi un prisionero. Fue engañado y retenido durante ocho meses trabajando sin descanso en un polígono militar de Teherán en unas peligrosas condiciones bajo la atenta mirada de sus guardianes metralletas en mano. 
Iran e Irak estaban en guerra y sus “socios” a punta de pistola le hicieron firmar un documento donde como condición se incluía que en caso de morir el español, los quince millones de dólares ofrecidos pasarían a las filas del ejército. Pero no quedo todo en eso. Torres Cuadra, de quien se dice, que desde los 17 años se carteaba con el alemán Werner Von Braun o con Herman Oberth grandes científicos en esta materia, fue objetivo de un atentado. Fue la mañana del 15 de diciembre de 1982. Sus guardianes utilizaron una espoleta preparada para detonar cuando la tocase. Se salvo al golpear de rabia la mesa donde trabajaba y la bomba le estalló en la mano arrancándole tres dedos, que el mismo recogió y guardo en formol. 
A partir de ese momento y ante el riesgo de perder la vida, su obsesión era huir de Irán, pese a que tras recuperarse mejoró el trato personal de los mandos militares iraníes. Un día aprovechó la ocasión y logró telefónicamente contactar con un amigo en Madrid. Le dio una serie de claves y le informó de la situación que estaba viviendo. La embajada española en Teherán se movilizó. El cónsul lo visitó y tras varias semanas de incertidumbre y gestiones diplomáticas, finalmente el 26 de junio el ingeniero llegaba a Madrid tras ocho meses de cautiverio. 
José Luis Torres, en 1963 fabricó el “primer” cohete espacial en nuestra ciudad al que llamó “España I” que podía alcanzar los 50.000 metros de altura le valió ganar el premio Dulcinea. Años después en 1966 colocó en orbita al ratón Adoko durante un lanzamiento que hizo desde la playa de Cabo de Gata, cuya experiencia aún se recuerda por muchos almerienses coetáneos del joven de Ciudad Jardín. Pero Torres Cuadra no tardó en verse de nuevo envuelto en otra peligrosa aventura. Su peripecia vivida en Irán fue recogida en todos los medios de comunicación españoles de aquellos años. Precisamente en una entrevista en TVE, el almeriense dolorido por el trato recibido por los iraníes se ofreció ante las cámaras para trabajar contra Jomeini 
Fue en 1983. Se dice, que como consecuencia de la emisión en TVE, un día más tarde, dos miembros de la embajada de Irak en Madrid se presentaron en su casa proponiéndole trabajar para Sadam Hussein con la intención de mejorar la versión de los misiles Scud de procedencia soviética que ya se había quedado anticuados. Querían alcanzar Israel, pero con sus armas no llegaban. La idea era quitar carga explosiva a los cohetes y añadir combustible para que pudieran llegar hasta Jerusalén. En la propia embajada pidió un mapa de Teherán. Ante el plano, Torres Cuadra señaló la fábrica donde estuvo trabajando. Lo primero que quería era destruir todo lo que había construido para los iraníes. 
Ya en Irak tratado “a cuerpo de rey” y alojado en hoteles de lujo. Torres Cuadra, diseñó las rampas de lanzamiento y los cohetes “Al Hussein” con un alcance de hasta 2.600 kilómetros y el “Scud-Al Abbas” Se llegaron a fabricar hasta tres cohetes “Al Hussein” de veintiún metros de altura, aunque durante la Guerra del Golfo los iraquíes no lanzaron ninguno. Formó un equipo con un alemán, un norteamericano y dos chinos, y era el único español al mando del proyecto aunque en Irak había otros muchos españoles trabajando para Sadam Hussein. 
En agosto de 1990, cuando Irak invadió Kuwait, el ingeniero almeriense estuvo en el punto de mira de la CIA y de otros servicios de Inteligencia, porque pensaban que era responsable de los ataques a Jerusalén. Durante su permanencia en suelo iraquí conoció el ántrax y la guerra bacteriológica. Finalizado su contrato, volvió a España. No obstante cuando Irak invadió Kuwait fue de nuevo reclamado “a filas” pero se negó en redondo a volver. 
José Luis Torres Cuadra manifestó entonces que Irak no tenía armas de destrucción masiva. Según sus declaraciones, para que un misil llevase armas biológicas o bacteriológicas la cabeza armada lleva un tipo de anclaje al misil diferente del armamento convencional. 
Y en Irak no tenían esa tecnología. “No es que lo crea, yo lo sé mejor que pueda saberlo nadie”. Entre los numerosos proyectos científicos desarrollados por el ingeniero almeriense, resalta entre otros un detector de seísmos que creó en 1973 y bautizó con el nombre de “Prometeo”.

JOSE ANGEL PEREZ

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