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viernes, 12 de marzo de 2010

La leyenda de San Valentín y Almería

Fuente: El Mundo parasicológico
http://www.mundoparapsicologico.com/76-A_San-Valentin-Enterrado-en-la-catedral-de-Almeria
Fotos: Portalmeria.com
San Valentín... ¿Enterrado en la catedral de Almeria?
Desde hace muchos años, he escuchado la historia de que San Valentín está enterrado en la Catedral de Almería. Me lo decía tanto gente de mi familia como de la calle. Era y es una leyenda popular muy extendida en mi tierra. Lo curioso es que, como pude comprobar el pasado año, esta leyenda fue “creada” por la mismísima jerarquía eclesiástica almeriense. Para conocer la verdad, me trasladé hasta una de las pocas catedrales-fortaleza del mundo (la única en Andalucía); pero en su interior, tras los gruesos muros defensivos que la componen, se pueden contemplar los cuatro estilos de los que está compuesta: gótico, renacentista, barroco y neoclásico.

Así, me planté el pasado año en la catedral con mi amiga Inés Angulo, en busca de alguien que me contase con más detalle, el origen de esta leyenda que ahora sabemos que no es más que eso, una bonita y romántica leyenda. Después de preguntar a todo aquel que viéramos “ensotanado”, nos condujeron a una habitación en la que no había entrado nunca antes en las numerosas visitas que he hecho desde pequeña, y allí se encontraba el canónigo-archivero Don Juan López Martín , quien se estaba preparando para dar misa, y cuando le pedí que si me podía atender un momento, me dijo que si pero rápido, porque debía de dar misa en ese momento.

Intentando adivinar mis intenciones, me dijo: “Si, ¿qué quieres?, ¿casarte?”, lo cual la verdad es que me encantó. Nada más lejos de la verdad, le comenté mis intenciones y me contestó que como podía observar, no podía atenderme en ese momento, que mejor le llamase por teléfono. Otro señor que andaba por allí ocupándose del cáliz y atendiendo a unas mujeres, me facilitó la tarea de ponerme en contacto con él y así le llamé un mediodía, interrumpiendo su almuerzo, tras lo cual y después de una segunda llamada, al fin, me relató amablemente la historia, que apunté con atención en mi cuaderno. Antes de todo, se disculpó por no poder atenderme personalmente para esto, pero en esos días estaba enfrascado en un ritmo de vida acelerado, dado que estaba comprometido en el seminario, luego misa, preparar asuntos concernientes a su labor eclesiástica, y ciertamente, no le quedaba casi tiempo libre. Pero fue suficiente con lo que me relató en aquellos minutos al teléfono.

A continuación escribiré textualmente lo que me contó, lo que escribí a toda velocidad en mi cuaderno:

El San Valentín que teníamos no es el mismo San Valentín patrono de los enamorados. El San Valentín patrono era un sacerdote romano que fue martirizado a fines del Siglo II y que lo escogieron justamente en esa fecha del despertar de la naturaleza. El cuerpo que teníamos aquí era el de un Santo Mártir con ese nombre que fue sacado de las catacumbas romanas en 1779.

En las catacumbas hay dos nombres de mártires cristianos que se repetían mucho que son Peregrinus y Valentinus:
Peregrinus eran los que iban a ver a San Pedro y eran asesinados por los romanos.

Valentinus eran también peregrinos asesinados pero éstos habían destacado por la forma de su martirio.

Uno de ellos lo teníamos aquí. A ellos se les revestía de cera para ponerlos al culto y fue entregado al Padre General de los Agustinos en Roma. Éste se lo entregó en Cádiz a un canónigo de Almería que vivía en la calle Marianas en la casa que hace esquina con ese arquito en la entrada en la casa mudéjar; el arcediano de la catedral , canónigo González, y recibió permiso para que se le pudiera dar culto en la Catedral.

Él al año siguiente lo entrega a la catedral y en un acta notarial establece que se le de una misa cada catorce de febrero. El cuerpo se ponía al público dos veces al año en la capilla de San Indalecio los 14 de febrero y los 15 de mayo, fecha de San Indalecio.

En la Guerra Civil los guardias al creer que era una imagen lo quisieron romper pero al ver que era de carne y hueso lo envolvieron dentro de una caja y lo metieron en el cuartel de la guardia de asalto y de ahí lo llevaron y lo enterraron”.


En el patio situado en el interior de la catedral, se creyó que estuvo enterrado el Santo.

Esto fue lo que me contó. Para él (quien por su condición de archivero es quien mejor puede hablarnos de ello), esto es sólo una leyenda. Nunca el famoso San Valentín estuvo en Almería. La leyenda no tiene posibilidades de ser cierta. Pero la verdad es que es una idea muy romántica, ya no sólo por tratarse del “santo del amor” si no porque, el hecho de pensar que puede haber estado enterrado tan cerca nuestro sin saberlo casi nadie, es en sí, algo romántico.


San Valentin, patrón de los enamorados

Se dice que San Valentín fue torturado y asesinado en el siglo III, por casar clandestinamente a los soldados, dado que Claudio II no veía con buenos ojos que sus soldados se casasen porque creía que éstos eran más fuertes estando solteros.

Parece ser que existe más de un candidato para ser el auténtico mártir: San Valentín de Terni (obispo milagroso) y San Valentín de Roma (quien fue asesinado por mantenerse fiel a su fe cristiana). Algunos creen que se trata del mismo santo que fue trasladado de Terni a Roma para ser decapitado y enterrado en la Puerta del Popolo (antes conocido como Via Flaminia y que en el siglo XII se le llamaba Puerta de San Valentín).

La Iglesia Católica veneró a este santo cada 14 de febrero hasta 1969. Se cree que también que se hizo coincidir esta fecha con el culto a las Lupercales en Roma en honor al fauno Luperco, dios de la fertilidad.

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