Nuestra compañera inseparable, la Luna, interactúa en nuestros parámetros gravitacionales ya que mantiene una atracción mutua con la Tierra y la mantiene en una inclinación de su eje de entre 19º y 26º que es lo que hace que tengamos cuatro estaciones térmicas diferente al año, un clima estacional repartido por todo el globo excepto en los polos, que gracias a la inclinación del eje los mantiene en sus sitio.
Las mareas son importantísimas para los animales y plantas y, lo que es más importante sin esa "sujeción", si la Luna desapareciera, la Tierra oscilaría entre 0º y 90º con lo que la estabilidad desaparecería y seríamos un péndulo, hasta encontrar nuestro eje un marco estacional giratorio nuevo.
La luna es imprescindible para la agricultura, y todos los animales incluidos nosotros dependemos de su proximidad.
Sin el freno que supone la Luna para la Tierra, esta, giraría más rápido, acortándose los días. En definitiva, sería todo muy distinto.
La realidad científica es que la Luna se está separando de la Tierra unos pocos centímetros al año y puede que, dentro de millones de años, ocurran todas estas cosas, pero estas cuestiones suscitan interés pero no deben preocuparnos en estos momentos porque, para entonces, seguro que el ser humano habría encontrado soluciones eficaces.
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