María Concepción del Pilar, Fe, Juana Robles Pérez, conocida como "Concha Robles", nació el 7 de octubre de 1887 en esta casa. (Número 14 de La calle Almedina de Almería. Fotografía de abajo).
Era conocida por ser actriz dramática, además de por publicar algunas poesías y artículos en los periódicos de la época. Formaba parte como primera figura de la compañía de teatro Tudela y Monteagudo
Se casó con el comandante Carlos Verdugo, que se oponía a su carrera como actriz y a la continuación de la misma.
La noche del 21 de Enero de 1922 mientras Concha representaba la obra de Alfonso Vidal y Planas "Santa Isabel de Ceres", su marido la mató de varios disparos en el escenario del Teatro Cervantes.
Verdugo (nombre que le viene que ni pintado a este miserable) era divorciado, celoso y violento y ya había tenido algún problema con la justicia durante su anterior matrimonio.
Carlos llegó la misma tarde del 21 desde Madrid y después de estar en varios sitios, entre ellos en el café Colón, se dirigió al Cervantes, entró por la puerta lateral y pidió ver a la actriz Concha Robles.
Se presentó con una tarjeta de visita como "Fernando Roldán", que era un empresario de Cádiz. Le entregaron la tarjeta a Concha y esta que ya había empezado la función, quedó en que podría verla en el entreacto.
Carlos que era elegante y de buen porte, no despertó ninguna sospecha entre los porteros y le dejaron pasar al interior.
En un momento de la obra en el que Concha hacía mutis y se dirigió a su camerino, al salir distinguió a Carlos, que ya la había amenazado de muerte en varias ocasiones.
Ella corrió aterrorizada pero no le dió tiempo a llegar entre bastidores.
El aún marido disparó, hiriendo al joven de 16 años, Manuel Aguilar Ruescas, aprendiz de la imprenta de Celedonio Peláez, repartidor de la cartelería, que posteriormente murió, y disparando también a Concha.
Posteriormente el agresor se disparó en la cabeza y cayó al suelo, donde todos lo dieron por muerto, aunque finalmente solo perdió un ojo.
Todo esto ocurrió sin que el público del teatro se percatase, ya que al escuchar los disparos pensaron que eran parte de la obra.
Solo fueron conscientes cuando el joven herido, desde un lateral de un escenario, salía gritando "Es verdad, es verdad!" y se arrojó al patio de butacas ensangrentado.
Concha llegó a duras penas al escenario, y ante el público cayó ensangrentada y moribunda.
Sin duda una terrible historia de nuestra Almería, por lo horrible e inexplicable de cualquier crimen de género, y por la tragedia añadida de cometerse ante tanto público durante una representación teatral.
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