El pensador griego dio con una de las claves para ser "dueño de nuestras palabras".
Desde hace tiempo yo conocía este relato, pero lo traigo al blog porque habitualmente, se nos olvida con el discurrir de nuestras relaciones diarias. Sirva de recordatorio.
Si hacemos lo posible por cumplir con el protocolo de los tres filtros, habremos logrado ser mucho mejores y el respeto de nuestros semejantes. Lo filtros son:
1 - Lo que vayamos a decir, debemos estar seguros de que es verdad.
2- Lo que vayamos a decir, debemos estar seguros de que es "bueno" para nuestro interlocutor.
3- Lo que vayamos a decir, debemos estar seguros de que le va a ser útil a nuestro interlocutor.
Expuesta la hoja de ruta, pensemos: ¿Para que le sirve a las personas que nos relacionemos que les digamos algo que, puede no ser verdad, puede que no le haga bien e incluso no le sirva de utilidad?
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