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Francisco de la Vega Casar es el ser de la mitología Cántabra que recibió el apodo de 'hombre pez de Liérganes'. Es una historia de tradición popular y pasó a las páginas impresas escribiendo sobre ello Fray Benito Jerónimo Feijoo y más adelante, en el siglo XIX José María Herran.
A mediados del siglo XVII en el santanderino pueblo de montaña de Liérganes había un matrimonio, Francisco de la Vega y María Casar. María envió al hijo de ambos a Bilbao a aprender el oficio de carpintero. En el año 1674 Francisco, ya en Bilbao, se fue a nadar con unos amigos y se lo llevó la corriente y nadie tuvo noticias de él hasta seis años después que afirmaban que apareció en la costa danesa, más tarde en el Canal de la Mancha y hasta en las costas de Andalucía, en Cádiz. Francisco fue capturado allí por unos pescadores con unas redes, engañado con migas de pan. La criatura tenía escamas de pez pero se trataba de un hombre. Lo llevaron a un convento de padres Franciscanos dónde pudieron escuchar la palabra 'Liéganes' y una vez trasladado a su pueblo, supo reconocer su casa y fue reconocido por su madre.
No se adaptó a la vida en la tierra y, tras unos años regresó al mar y nada más se supo de él.
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