De forma que lo más sencillo es optar por eliminarlos; suele pasar y si das con alguien con esos recelos y mala uva, has tenido muy mala suerte si eres tú el que brilla y despuntas.
Cuenta la leyenda que, una vez, una serpiente comenzó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía rápido con mucho miedo de la feroz depredadora y la serpiente no desistía.
Huía un día y el siguiente también y, nada, la serpiente seguía en sus trece de cazarla.
Cuándo la luciérnaga se quedó sin fuerzas para volar, paró y le dijo a la serpiente.
¿Puedo preguntarte sólo tres preguntas?
No acostumbro a oír sermones, ni admito que el derrotado me interpele, pero como al fin y al cabo te voy a comer, habla.
- ¿Pertenezco a tú cadena alimenticia?
La serpiente calló.
¿Te hice algún mal?
Volvió a dar la callada por respuesta.
Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
- Porque no soporto verte brillar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario