El dicho acontece por un animal grande entre cerdo grande, lagarto o incluso los más exagerados lo tildan de dragón, que moraba una cueva cercana a un manantial dónde los vecinos acudían con su cántaros a llenarlos de agua.
La bestia tenía amedrentados a los vecinos, de forma que dejaron de ir a por agua y lo peor es que tenía un hambre insaciable que comía animales próximos a él y a algún paisano le dió más de un susto y bocados.
Alfinal un intrépido héroe surgido de la región, le metió un saco de pólvora en la boca prendúendole fuego y el reventón fue sonado, de ahí el dicho.
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