La frase: ''A Rey muerto, Rey puesto'' expresa que nadie es imprescindible, ni el propio rey. Cuando acaece la muerte del Soberano, inmediatamente se corona al sustituto por lo que casi no queda tiempo de que se note el vacío de poder.
No sólo ocurre en los altos cargos de una nación sino que se aplica a los altos ejecutivos de las empresas, e incluso en la ruptura de una pareja cuando aparece el nuevo pretendiente, etc.
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