Este carromato cargado de barras de hielo, recorría las calles de cualquier ciudad española vendiendo hielo. Eran los años del subdesarrollo (postguerra y hasta casi mediados del siglo XX) cuando no había frigoríficos en las casas particulares, ni en Hospitales, ni en bares, ni en restaurantes, ni en ninguna otra parte.
Grandes fábricas de hielo, servían a los vendedores o compradores estas barras, que eran transportadas envueltas en sacos de arpillera, ya que "el hielo quema" se decía y había que protegerse las manos del contacto directo. Normalmente se cargaban al hombro.
Ya en casa, el hielo se martilleaba con un mazo de madera y los trocitos de hielo iban directamente a las antiguas neveras o a los recipientes habilitados para ello, habitualmente forrados con láminas de corcho prensado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario