Muchas veces la ficción se convierte en realidad y el reclamo turístico viene de la mano de un gran libro, una gran película, en definitiva una historia inventada, que se transforma en una hecho compartido. El influjo de los molinos, esos armatostes que no se está quietos, son el decorado perfecto para dar rienda suelta a la imaginación.
El Campo de Criptana, alberga una acumulación de Molinos de viento, son 10 concretamente, que en 1978 fueron declarados como Bien de Interés Cultural, datan del siglo XVI y por nuestra asociaciones de ideas mentales, los situamos en plena época del Quijote y aunque jamás Cervantes pasase por allí viendo los actuales molinos, son un recuerdo entrañable que ayuda a entender la famosa aventura de Quijote y Sancho.
Históricamente, en tiempos de Felipe II se mencionan muchos molinos en este entorno geográfico, el Marqués de la Ensenada en 1752 describía 34 molinos en Campo de Criptana.
En la antigüedad casi todos los molinos eran de agua pero debido a la sequía se cambiaron por los de viento, que trajeron la idea los Caballeros de la Orden de Malta.
En la actualidad, llevan más de 70 años sin funcionar pero son una estampa que se vende, y de que manera.
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