Inmediatamente subió las escaleras sorteando todos los juguetes y más pilas de ropa buscando a su mujer preocupado por si estaba enferma o la había ocurrido algo serio. De camino a la habitación, vio como corría el agua por debajo de la puerta del cuarto de baño y cuando entró las toallas empapadas espuma y más juguetes por el suelo, kilómetros de papel higiénico amontonado y pasta de dientes untada por el espejo y las paredes.
Entró corriendo en el dormitorio y encontró a su mujer acurrucada en la cama, en pijama y leyendo una novela. Ella le miró, le sonrió y le pregunto que tal le había ido el día.
Ella volvió a sonreír y le dijo:
- ¿Recuerdas que cada vez que llegas del trabajo me preguntas qué puñetas hago en todo el día?
- Si, contestó él incrédulo.
- Pues hoy, NO lo hice..
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