La Marquesa de Torrepescuezos solía dar una merienda semanal a los nobles y allegados de los aledaños de su finca. Amenizaba la velada con adivinanzas ocurrentes. Estando todos los invitados sentados y de forma distendida, miró por la ventada y vió a su sobrina montando a caballo, hizo sonar su copa con una cucharilla:
- Atención todos, ¡Adivinanza!: ''Cuando está entre las piernas de una mujer, suele estar nervioso y correoso'', ¿Qué es?
Se levantó de su asiento el banquero del pueblo y dijo atropelladamente:
- ¡El zipote, señora Marquesa!
El estupor fue enorme y le recriminaron su respuesta soez. Entonces la Marquesa dijo:
- Sebastián, coja el abrigo y el sombrero del señor y acompáñelo a la salida.
- No, No, señora marquesa ha sido una precipitación por mi parte, no volverá a pasar, dijo el banquero muy colorado.
La Marquesa lo perdonó por esta vez y siguió con el juego. Observó que una invitada jugaba con su anillo metiéndolo y sacándole de su dedo anular. Hizo soñar su copa y dijo:
- Adivinanza, '¿Qué es redonda y brillante y a las mujeres le entra como un guante?'
- Tras un largo rato que nadie acertaba a adivinar el banquero volvió a decir: ¡El zipote, señora Marquesa!
El estupor fue enorme y le recriminaron su respuesta tan soez. Entonces la Marquesa dijo:
- Sebastián, coja el abrigo y el sombrero del señor y acompáñelo a la salida, ¡vamos, que ya está bien!
- No, No, señora marquesa ha sido una precipitación de nuevo por mi parte, no volverá a pasar, dijo el banquero muy colorado.
La Marquesa lo perdonó por esta segunda vez y siguió con el juego. Observó que una invitada mojaba un churro en su chocolate. Hizo soñar su copa y dijo:
- Adivinanza, '¿Qué entra seco y firme y cuando sale, sale mojado y baboso?'
Todos pensando y nadie daba con la respuesta pero se levanta el banquero por tercera vez, y dice en voz alta:
- Sebastián dame mi sombrero y mi abrigo, que esta vez si que tiene que ser el zipote.