En la fotografía que muestro, Samuel Reshevsky gana, en Francia, una partida de ajedrez simultánea a jugadores maduros y expertos.
Samuel, tenía solamente ocho años de edad. La reflexión que hago es que esta noticia suele darse en todas las épocas desde que existe este juego y siempre es un infante aventajado quien se impone. Son futuros "maestros" así les llaman.
Supongo, sin tratar de quitar mérito alguno a un genio de estos, que la mente del niño está educada en los juegos y además la capacidad de memorizar se acentúa mucho a esa edad.
Son unas neuronas muy jóvenes, deseosas de desvelar misterios y si además, unimos un entrenamiento táctico, que otras personas destacadas en este juego, le inculcan, tenemos un producto ganador.
Por supuesto, que el niño debe tener un coeficiente intelectual alto y debe amar este juego, sino no podría funcionar.
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