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Estas edificaciones eran las famosas casa de veraneo de la burguesía valenciana de principios del siglo pasado, pero en la actualidad quedan muy pocas y su porche está tapiado y a pocos metros pasa la vía del Metro, sin salida ni entrada al inmueble.
Podemos suponer que fue expropiada, que quizás esté en venta y nadie quiera comprarla por el sitio o tal vez su abandono sea consentido ya que no tiene puerta de acceso y las vías lo impiden, pero una cosa es evidente: la naturaleza, aquellos pequeños árboles que adornaban su jardín hace décadas, terminarán por derribarla y es porque la naturaleza, despacio pero sin pausa quiere recuperar su sitio.
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