Ha llegado intacto hasta nuestro días desde al menos, cuando apareció escrito en el Quijote, la friolera de casi medio milenio, ese entiendo que es su origen, aunque seguro popularmente ya se diría con anterioridad. Por tanto estamos ante una joya del idioma.
El símil es una gran verdad ya que cuando tu interlocutor está dolorido por un hecho, no sólo luctuoso, sino de cualquier tipo que le apene directamente y se encuentra triste, no tienes que llevar la conversación a cosas que le recuerden ese trauma.
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