Lo importante es la información y comunicarla participando todos. Gracias por visitar este blog

Uso estas palabras: "Almería-Cultura-Deporte-Ocio" porque mi mente asocia en ese lugar, una serie de momentos felices (que me ocurrieron de quinceañero) que tienen mucho que ver con la música, el cine, el ocio, etc. http://youtu.be/-S1oLwoFMXE
Os invito a participar y a que envieis vuestros comentarios. La suma de muchas opiniones e ideas hacen la vida más amena y posibilita que aprendamos mutuamente... Podemos hablar de todo lo que nos guste: la actualidad, tapas y recetas, deportes, vinos, ocurrencias, anécdotas, ciencias, libros ...un sin fin de cosas que hacen la vida más placentera y podéis discrepar ¡cómo no! y, si alguien tiene algo muy ameno y quiera compartirlo, esta puerta estará siempre abierta. A pesar de que me centro mucho en Almería, por las razones antes expuestas, este blog está abierto a cualquier otra localización o tema de tertulia que nos pueda interesar.

martes, 18 de junio de 2019

EL ORO DE LOS TRIGALES (SEGUNDA PARTE), POR CARMEN RAVASSA LAO

EL ORO DE LOS TRIGALES (2ª Parte):
Cuando llegó el verano y con él las vacaciones, Pepito volvió a ir a Abrucena porque sabía que ya había llegado el momento de la siega. En esta operación no le dejaron hacer nada, solo mirar. Era un trabajo peligroso para un niño, ya que había que utilizar la hoz que es como un cuchillo muy largo y curvo en forma casi de media luna, con un puño de madera en un extremo, debían de ir con una mano sujetando un puñado de espigas mientras que con la otra las cortaban a ras de tierra, e iban formando montones para atarlas juntas haciendo gavillas que los hombres ponían de pie de trecho en trecho. Luego sujetaban todas las que se podían a lomos de burros o mulas para llevarlas a la era que estaba al lado del cortijo.

Pepito ya la conocía y para qué servía. Un gran redondel con piedras clavadas en el suelo y que sobresalían de él un poco, allí extendían las espigas para después trillarlas. Su abuelo le había explicado:
— Mira, esto es un trillo —le dijo al chiquillo mientras le enseñaba una tabla gruesa de madera rectangular, un poco curvada hacia arriba en uno de los extremos más estrechos, como un trineo, debajo tenía unos dientes de metal que sobresalían— ¿ves estos picos metálicos?
— Sí ¿para qué sirven?
— Pues una vez que el trillo se pone sobre las espigas que están en la era, y que entonces ya se llama parva, éste se engancha a un mulo o dos, un hombre se sube en la tabla y va guiando a los mulos que van dando vueltas alrededor de la era. Aunque algunos trillos tienen clavada encima una silla, porque son muchas horas de trabajo y así el trillador va más seguro y cómodo. 
— Abuelo ¡yo quiero subirme en el trillo!
— No puedes, pequeño, no sabes ni tienes fuerzas para guiar a las bestias y te tirarían, además hay que saber guardar el equilibrio, el mío no tiene silla porque mi cosecha de trigo suele ser casi para el gasto de la casa y entonces no se tarda tanto tiempo en la era.
— ¡Pero a mi me gustaría, anda abuelillo, sé bueno! ¡Déjame!
— Vale, —dice condescendiente Antonio— pero tiene que ser cuando Juan se ponga a trillar, te subes con él y te coges a su cintura ¿de acuerdo? ¡pero sin soltarte!
— ¡De acuerdo, de acuerdo! —dijo el crío haciendo palmas.
El abuelo siguió contándole que cuando el trillo con el peso de la persona encima pasaba sobre las espigas, los dientes metálicos les iban cortando los tallos y triturándolos, y a la vez desgranaban el trigo.
Ese día, mientras veía segar, atar las gavillas y extenderlas por la era, aprendió lo duro que era ganarse el pan, y nunca tan bien dicho, ya que con ese trigo se haría la harina y después la masa de la que saldría aquel pan tan rico que su abuela cocía en el horno de barro que se encontraba fuera, al lado derecho del cortijo, ya que en el izquierdo estaban las cuadras donde se encerraban los animales.
(Continuará) Carmen Ravassa Lao.

No hay comentarios:

Publicar un comentario