En un examen final, el profesor viendo que había un alumno que no escribía y además se le veía que estaba el pobre sufriendo muy angustiado, se compadeció de él y decidió ayudarle.
Acercándose al pupitre, el profesor se percató que no había respondido a ninguna pregunta, trató de poner remedio y le propuso:
- Si sólo contestas la última pregunta, te podría ayudar aprobándote, por supuesto, si el año que viene acepta esforzarte mucho más.
- De acuerdo, profesor.
- ¿Dígame alumno, Cual era la última pregunta que ya no recuerdo?, sólo contesta esa.
- Esa ya es otra pregunta, profesor.
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