Esta frase, ''Me costó un ojo de la cara'' que atesora ya más de quinientos años de antigüedad, ha llegado hasta nuestros días, estando en vigor y siendo muy conocida.
El símil es muy serio, un ojo de la cara es una pérdida importantísima para la persona que lo sufra y es un sacrificio y un coste, y un trago muy duro. La empleamos para expresar que algo es carísimo.
El origen de la frase está en que la dijo el conquistador español Diego de Almagro, al referirse a un lance de la conquista del Imperio Inca y a cómo ayudó a Pizarro en general.
Diego de Almagro junto con Francisco de Pizarro y Hernando Luque, hicieron historia en la recién descubierta América Central.
Diego de Almagro perdió un ojo por un flechazo en la batalla del fortín del Cacique en el año 1524, fue un alto precio y con esta frase y comparación se refería a la dureza del combate y a lo costoso que fue para él.
Diego de Almagro fundó la ciudad de San Pedro de Riobamba que fue la primera ciudad española en el Ecuador.
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