Al parecer, fue Woody Allen fue el primero que puso esta frase como gran ejemplo de las muchas casualidades que se dan en la vida, quitándole importancia a los que van de listos, por haber acertado alguna vez.
La frase comenzó a emplearse con rotundo éxito por personajes célebres y de mucha actualidad internacional además del citado Woody Allen, Paulo Cohelo, y muchos más.
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