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(Joshua Bell) |
Un periódico norteamericano de gran tirada e influencia internacional, para investigar el gusto y prioridades de la gente, organizó un improvisado concierto. Joshua Bell, el más que reconocido violinista a nivel mundial, con su stradivarius preferido, fabricado en 1.713 y valorado aproximadamente en: 3,5 millones de Dólares, accedió a ser el "conejillo de indias" del experimento. Se trataba de dar un concierto, vestido de músico callejero en la entrada del metro de la estación "L'Enfant Place" de Washigton a plena hora punta (8:00 de la mañana). Estuvo durante 45 minutos tocando y lo hizo con piezas de: Bach, Manuel Ponce, Massenet, Schubert... El impacto en el público fue el siguiente: Durante esos 45 minutos, pasaron por el lado de Joshua miles de personas, tan sólo 7 de ellas, se dice pronto, le prestaron su atención. A los 3 minutos de la actuación se detuvo un hombre de avanzada edad, que trás escuchar una rato, prosiguió su marcha; poco más tarde Joshua consiguió su primer Dolar de propina. Tan sólo un niño de 3 años que iba con su madre, le prestó toda su atención es más, cuando madre se lo llevó, volvió la cabeza y seguía mirando al músico. Recaudó 32 $ en 45'. Pero la conclusión definitiva es que NADIE le reconoció.
Joshua Bell daba un concierto por esas fechas en el Teatro de Boston y dos días antes del mismo se agotaron las entradas, que costaban cerca de 100 $ cada una.
¿Podemos apreciarla belleza en cualquier lugar? ¿Nos pararíamos para oirla? ¿Podemos reconocer el talento fuera de su marco habitual? ¿Cuántas cosas bellas nos estamos perdiendo, por no saber apreciarlas fuera de su entorno?
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