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La Puerta de Alcalá vista desde el Retiro - Pincha en la imagen una sola vez para poder verla ampliada, la verás mucho mejor. |
La vida en Madrid no se para nunca, ni en invierno, a pesar del intenso frío que azota durante dos meses a la Meseta, porque sus ciudadanos necesitan cambiar a un ambiente menos urbano y más natural. Por esa razón, sus grandes espacios verdes son siempre muy utilizados por sus ciudadanos.
Esta reflexión es debida a que una ciudad tan intensa y estresante, dispone también de espacios naturales, para que sus ciudadanos disfruten de lugares verdes y pasen un rato de relax.
El paseo por el parque sin el ruido de los vehículos, hacer running, oír un pájaro, ver unos patos desplazándose en el lago, observar una ardilla y llenar la vista de césped, hojas y árboles (en algunos casos más que centenarios), muchas veces es bastante necesario para compensar una semana cargada de tensión.
Cuando llega el verano y los puentes vacacionales, hay una huída casi masiva de Madrid hacia la costa, la sierra, cualquier sitio más o menos tranquilo en algún lugar del mapa.
Es una forma de manifestar una gran necesidad humana causada por el ritmo urbano.
En otras ciudades, en invierno, los parques están semi-vacíos, porque son ciudades menos agobiantes.
No critico nada, solamente constato una realidad, que por supuesto, negarán los urbanitas, que también son muchos y a los que gusta el ritmo trepidante de las grandes ciudades y están en su derecho, que por supuesto respeto.
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