Su origen se sitúa en la antigüedad en Europa, Asia y Norte América.
En su composición tiene aceites esenciales, humuleno, micereno, farnesceno y beta-cariofileno y otros muchos principios activos como genariol, linalol, citral, ácido valeronico, lupulona y lumulona.
Las resinas amargas reciben el nombre de lupulina y dan a la cerveza el característico sabor amargo.
En la elaboración de la cerveza se utiliza la flor hembra sin fecundar, el lúpulo hace que la espuma de la cerveza sea más estable. Para hacer el contrapeso a lo amargo es la malta dulce de cebada.
Sus beneficios, dicen, es estimular el apetito.
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