4ª Parte:
LEYENDAS SOBRE LA CASONA
Cuentan que un hombre que llevaba trabajando en la finca mucho tiempo, relataba que cuando la familia estaba ausente, se oían ruidos extraños por las noches. En otra ocasión, continuaba contando este trabajador, cuando por la noche se iba del cortijo vio una luz encendida en una habitación de la torre izquierda, pensando que podía tratarse de un ladrón entró a buscarlo pero no había nadie, así que apagó la luz y se fue. A la noche siguiente pasó lo mismo, vio las luces encendidas en esa misma habitación, pero fue más raro aún ya que las bombillas estaban fundidas.
Las lenguas desocupadas también van contando que una noche pasó por delante de la casona un hombre en una moto y vio cómo una mujer vestida de blanco cruzaba la carretera en dirección al panteón. Y también otro hombre se encontró con una fila de ánimas (personas que ya habían fallecido) que iban caminando a lo largo de la vía del tren.
Otro acontecimiento mucho más extraño es el que cuentan de una pareja que pasaba en coche por delante de la casa de las Dos Torres, y viendo esa construcción sintieron ganas de verla mejor, así que pararon el vehículo en un lado y se bajaron a dar una vuelta por la zona. Cuando vieron el panteón se acercaron y el chico, que iba delante, en el momento de rozar la puerta, esta se abrió sola viendo en su interior un montón de huesos de personas tirados por el suelo, entonces se le ocurrió hacerles algunas fotos y sorprendentemente todas salieron negras, pero su miedo creció aún más cuando la chica le dijo “estos huesos no quieren ser fotografiados”. De pronto sin decir más, salieron los dos corriendo, se subieron en el coche y desaparecieron a toda velocidad.
Estas historias han ido siendo contadas de abuelos a nietos al calorcillo del fuego de la chimenea, en toda esa zona de los alrededores, Chuche, Benahadux… y todavía ahora hay muchos que de noche no se atreven a pasar por esa carretera y algunas ni siquiera de día.
Claro que yo siempre digo en estos casos, que hay que tener más miedo a los vivos que son los que algunos sí nos pueden hacer daño.
Fin de la historia.
LEYENDAS SOBRE LA CASONA
Cuentan que un hombre que llevaba trabajando en la finca mucho tiempo, relataba que cuando la familia estaba ausente, se oían ruidos extraños por las noches. En otra ocasión, continuaba contando este trabajador, cuando por la noche se iba del cortijo vio una luz encendida en una habitación de la torre izquierda, pensando que podía tratarse de un ladrón entró a buscarlo pero no había nadie, así que apagó la luz y se fue. A la noche siguiente pasó lo mismo, vio las luces encendidas en esa misma habitación, pero fue más raro aún ya que las bombillas estaban fundidas.
Las lenguas desocupadas también van contando que una noche pasó por delante de la casona un hombre en una moto y vio cómo una mujer vestida de blanco cruzaba la carretera en dirección al panteón. Y también otro hombre se encontró con una fila de ánimas (personas que ya habían fallecido) que iban caminando a lo largo de la vía del tren.
Otro acontecimiento mucho más extraño es el que cuentan de una pareja que pasaba en coche por delante de la casa de las Dos Torres, y viendo esa construcción sintieron ganas de verla mejor, así que pararon el vehículo en un lado y se bajaron a dar una vuelta por la zona. Cuando vieron el panteón se acercaron y el chico, que iba delante, en el momento de rozar la puerta, esta se abrió sola viendo en su interior un montón de huesos de personas tirados por el suelo, entonces se le ocurrió hacerles algunas fotos y sorprendentemente todas salieron negras, pero su miedo creció aún más cuando la chica le dijo “estos huesos no quieren ser fotografiados”. De pronto sin decir más, salieron los dos corriendo, se subieron en el coche y desaparecieron a toda velocidad.
Estas historias han ido siendo contadas de abuelos a nietos al calorcillo del fuego de la chimenea, en toda esa zona de los alrededores, Chuche, Benahadux… y todavía ahora hay muchos que de noche no se atreven a pasar por esa carretera y algunas ni siquiera de día.
Claro que yo siempre digo en estos casos, que hay que tener más miedo a los vivos que son los que algunos sí nos pueden hacer daño.
Fin de la historia.
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