Esta frase, ''A quién quiera saber, a mentiras con él'', nos alerta de los curiosos y cotillas, que quieren conocer las cosas de los demás, y nos preguntan con descaro sobre cosas privadas nuestras o de los demás y que nosotros conocemos.
El símil en sí, es una herramienta de auto defensa, de nuestra intimidad, que nos da también la solución, para despistar y espantar a los cotillas. Si a los curiosos le decimos una mentira al respecto, los desorientamos y nunca más nos preguntarán.
El origen es anónimo y se usa poco en la actualidad.
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