Esta historia-leyenda o cuento de Guillermo Tell tuvo gran impacto y fama en el siglo XIX, debido a la composición de la Ópera del mismo nombre compuesta por el afamado compositor de entonces, el italiano Rossini.
La leyenda cuenta que Guillermo Tell era un arquero suizo que tenía con el arco una puntería prodigiosa y ponía la flecha dónde ponía el ojo. Por aquellos tiempos, Suiza, pertenecía al Imperio austriaco y había un gran número de ciudadanos que querían la independencia de Austria, por tanto Guillermo Tell, que era uno de ellos, se convirtió en el héroe necesario. Cuentan también que en la plaza del pueblo dónde vivía Guillermo, pusieron un sombrero del Emperador austriaco sujeto a un poste con la finalidad de que los suizos al pasar delante de aquello, agacharan la cabeza en señal de sometimiento y respeto. Guillermo, disparó de lejos al gorro aquel y lo derribó, lo que le ocasionó las iras del Gobernador que lo apresó y condenó a muerte. Tras una charla el Gobernador le dijo a Guillermo que le conmutaría la pena si hacía alarde de su puntería en público disparando a una manzana colocada en la cabeza del hijo de Guillermo, lo cual, se llevó a efecto acertando Guillermo en plena manzana y como llevaba dos flechas, alguien le preguntó: 'Si sabías que ibas a acertar, ¿para qué, necesitabas otra flecha?' a lo que Guillermo respondió: 'Si hubiese matado a mi hijo la otra flecha era para el Gobernador austriaco'.
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