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Dentro del continente europeo, a los españoles nos ha tocado un país de contrastes: Húmedo en el Norte y seco en el Sur y entre DANAS y riadas combatimos estos desastres naturales, que causan daños y destrozos.
Gracias a los avances tecnológicos, tenemos agua y en todas partes, e incluso los almerienses tenemos el milagro de los invernaderos, lo cual minimiza la falta de recursos hídricos. Pero no es menos cierto, que no somos capaces de encauzar esas aguas que destrozan todo a su paso y van a parar al mar, para después pelearnos con los vecinos por los transvases.
Gracias a los avances tecnológicos, tenemos agua y en todas partes, e incluso los almerienses tenemos el milagro de los invernaderos, lo cual minimiza la falta de recursos hídricos. Pero no es menos cierto, que no somos capaces de encauzar esas aguas que destrozan todo a su paso y van a parar al mar, para después pelearnos con los vecinos por los transvases.
Nuestro mayor río no puede competir con los ríos centro-europeos.
Os pongo un ejemplo: El Moldava (afluente del Elba) tiene una anchura en Praga de casi 400 metros en algunos puntos y un recorrido, antes de juntarse con el Elba, de 430 Km. No hablo del Danubio, por ejemplo, hablo de un río medio centroeuropeo.
La reflexión que os propongo es la siguiente: Con el poco agua que disponemos ¿le sacamos más partido, turístico, industrial y agrícola, que el resto de países europeos?... Descaradamente: SI y a las pruebas me remito, que son muchas, pero no es menos cierto que estos Países del Norte han basado su industria, transporte y desarrollo en esa abundancia.
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