Cuando queremos que se vaya alguien o deseamos que se aleje "le enviamos a la porra". El origen de esta frase hecha es debido a que en la antiguedad, en el ejército español el tambor mayor del regimiento, llevaba un palo largo que terminaba en una pica. Al acampar el regimiento, el palo largo (la porra) era clavada en el suelo a 200 metros de la acampada. Cuando un soldado era castigado, se le alejaba del grupo, enviándole su superior: !a la porra!, dónde debía permanecer en soledad, el tiempo estimado por su mando.
¡Almería quien te viera!.. y tus calles paseara y a Santo Domigo fuera, a escuchar misa del alba. Es una taranta (una copla andaluza)
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