Cuando una Universidad como Harvard decide dar cursos especializados sobre positividad y utiliza conceptos como: "relajación", "meditación", y, sobre todo, "felicidad", algo debe estar cambiando en el siglo XXI.
La reflexión principal que se imparte en los cursos, se focaliza sobre la visión de la vida en general y puede que, derivar nuestras actitudes hacia un estilo de vida más oriental, obedezca a que realmente los occidentales tengamos un enorme déficit en ese aspecto y la Universidad, con visión de futuro se anticipe, a nuestras necesidades.
La primera reflexión es sobre la prácticidad que se le da a la vida y hacer reflexionar al indivíduo sobre conceptos muy concretos, y ofrecer un abanico de posibilidades muy diferentes para mejorar la percepción y promover el cambio hacia lo espiritual.
El primer ejemplo es comparar la vida de cada uno con una empresa (término más familiar y suficientemente arraigado en nuestra cultura). Cuando comparamos nuestra propia vida con una empresa miramos las pérdidas y ganancias, si eres feliz, estás en números "verdes", si tienes déficit de felicidad, estás en "números rojos" y tienes que cambiar la tendencia invirtiendo en felicidad, acciones que te satisfagan espiritualmente.
Esas "acciones" pueden cambiar muchas actuaciones personales y derivarlas hacia mejoras sustanciales en el comportamiento de cada uno.
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