Los niños de entonces tuvimos que soportar brebajes de repugnante olor y sabor, pero con amenazas y obediencia, pasábamos por el aro.
Había tres productos, ahora en desuso que eran claves, muy solicitados y no faltaban en ningún hogar:
EL ACEITE DE RICINO: Este era un producto desgarrador; tomarlo e ir corriendo al baño. Era un desatascador natural. El aceite de ricino se extrae del propio ricino o, también llamado castor, que es una planta oriunda de Asia y África. Su secreción en el intestino, hace el efecto de purgante.
EL AGUA DE CARABAÑA: Agua de alta mineralización, proviene de Carabaña, pueblo cercano a Madrid. Este agua y su composición facilitaba la digestión y era de acción purgante o laxante.
En la actualidad, es rarísimo oir nombrar siquiera uno de estos tres productos, pero fueron más famosos incluso que el Okal, la Vespa o el Cola-Cao.
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