La madre de Jaimito lo mandó a comprar huevos. Él se entretuvo y se detuvo en un circo que acababa de llegar a la ciudad y vio como iban saliendo los animales en las jaulas. Después de dos horas llegó a su casa.
- ¿Dónde has estado tanto rato, Jaimito?
- Estuve viendo a un gorila del circo, era enorme y tenía unas manos muy grandes, los brazos muy amplios, la cara y los ojos monumentales.
- ¿Y los huevos?
- Pues en proporción, imagina, mamá.
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