Usamos esta "frase hecha" para aconsejar un buen comportamiento desprendido hacia los demás sin esperar recompensa alguna, ni ningún tipo de agradecimiento.
Cuando se emplea "haz bien y no mires a quién", se aconseja obrar siempre de esta forma, porque seguro acertarás ya que si no esperas recompensa te sorprenderá gratamente que alguien, al que hayas ayudado, te quedará agradecido y cumplirá contigo devolviéndote el mismo favor o puede que incluso mayor en el futuro.
Es como la ley del boomerang que las buenas acciones regresan a ti y el que siembra recoge.
El origen es del Nuevo Testamento y de las enseñanzas de Jesús. Traducido al español rima y eso puede que haya contribuido a su vigencia a través de los siglos.
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