Esta estructura, muy sensible, tiene su protección natural "el cerumen" que es una sustancia grasa que proporcionan las glándulas del propio oído para su lubricación y buen estado de forma.
Esta acumulación (como puede verse en la fotografía) puede ser molesta y producir picores muy intensos que son momentáneos. Pero unos pelillos en el conducto auditivo, que son diminutos, hacen el trabajo de sacar esa grasa fuera del oído de forma natural, y poder limpiarnos desde el exterior del pabellón auditivo sin intervenir en su interior.
Es cuestión de tener paciencia y dejar a nuestra naturaleza que actúe.
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