Una pareja en un restaurante de lujo se percataron que el camarero que les atendió, llevaba una cuchara en el bolsillo de su chaleco. Les pareció un poco extraño pero no le dieron la mayor importancia. Sin embargo, cuando el Maitre fue a saludarles se dieron cuenta también que él también tenía una cuchara en el bolsillo de su chaqueta, se fijaron en todos los camareros y todos llevaban la susodicha cuchara en los chalecos. Cuando pudieron hablar con el camarero le preguntaron:
- ¿Por qué la cuchara?
- Los dueños del restaurante contrataron a una consultora multinacional que son expertos en eficiencia, con el objeto de revisar todos nuestros procesos. Después de semanas de análisis estadísticos, concluyeron que a los clientes se les caía la cuchara un 73 % más frecuentemente que los otros cubiertos. Eso representa una frecuencia de caídas de 3 cucharas por hora y mesa. Si nuestro personal se prepara para cubrir esta contingencia, podríamos reducir el numero de viajes a la cocina y ahorrar aproximadamente 0,5 horas-hombre por turno.
De repente, se oyó un estruendo de un sonido metálico en la mesa de atrás. Rápidamente, el camarero reemplazó la cuchara caída por la que llevaba en su chaleco, y me dijo:
- Cogeré otra cuchara cuando vaya a la cocina en lugar de hacer un viaje extra para buscarla ahora.
La pareja de comensales quedaron impresionados.
La esposa, que era muy perspicaz, se dio cuenta de que un fino hilo colgaba de la bragueta de otro camarero y así, todos los camareros llevaban el hilo.
Cuándo el camarero se acercó a la mesa le preguntaron:
- Perdóneme, pero, ¿por qué y para qué ese hilo?
- ¡Oh sí!, comenzó a hablarles en un tono más bajo - No mucha gente es tan observadora como ustedes. La consultora de eficiencia de la que les hablé, encontró que nosotros también podíamos ahorrar tiempo en el baño.
- No me diga, dijo ella.
- Vea, atando este fino hilo a la punta de nuestro, eso, de uno mismo, ya me entiende, podemos sacarla sobre el water sin tocarnos, y de esa forma eliminar la necesidad de lavarnos las manos, acortando el tiempo consumido en el baño en un 93%.
- Eso tiene sentido, dijeron. Pero luego, pensando en el proceso, volvieron a preguntarle:
- Espere un momento. Si la cuerda le ayuda a sacarla, ¿como la vuelve a guardar sin tocarla?
- Bueno, susurró. Yo no sé como lo harán los otros, pero yo uso la cuchara.
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