Un granjero que se disponía a labrar su campo descubre que había olvidado las botas en la casa, así que manda al peón por ellas. Cuando este llega a la casa busca a la sirvienta y le dice:
- El patrón me ha enviado aquí con ordenes de hacerlo contigo.
- Bueno si el patrón así lo ha dispuesto, que así sea, dice la sirvienta.
Después de terminar con la sirvienta se va el peón a donde la dueña, quien había presenciado la escena anterior, y le dice:
- Y también traigo ordenes de hacerlo con usted mi ama.
- ¡No seas atrevido! eso no puede ser! responde ella enojada por tal desparpajo.
- ¿Qué no?
Y diciendo esto, sale el peón al patio desde donde grito al granjero:
- ¡¿¿Solo una o las dos??!
- ¡¡¡¡por supuesto que las dos, imbécil!!!!
- El patrón me ha enviado aquí con ordenes de hacerlo contigo.
- Bueno si el patrón así lo ha dispuesto, que así sea, dice la sirvienta.
Después de terminar con la sirvienta se va el peón a donde la dueña, quien había presenciado la escena anterior, y le dice:
- Y también traigo ordenes de hacerlo con usted mi ama.
- ¡No seas atrevido! eso no puede ser! responde ella enojada por tal desparpajo.
- ¿Qué no?
Y diciendo esto, sale el peón al patio desde donde grito al granjero:
- ¡¿¿Solo una o las dos??!
- ¡¡¡¡por supuesto que las dos, imbécil!!!!
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