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El afloramiento de óxido de hierro encontrado, era limpio y de gran calidad y pureza, y se suministraba a través de los Altos Hornos de Vizcaya, encargados de depurar la materia prima y convertirla en un producto semi-acabado.
El proceso después de la extracción del mineral, se embarcaba desde Agua Amarga hasta Bilbao.
Simultáneamente de la puesta en marcha, en Bilbao, se creó la Compañía minera de Sierra Alhamilla, que era la encargada de los trámites finales de la exportación.
Una línea férrea unía la explotación de Lucainena con un gran almacén-depósito situado en la Bahía de Agua Amarga, un cargadero a mar abierto se adentraba en el mar y un plano inclinado motorizado (el borrucho), que conectó la parte alta de la sierra con el nivel del suelo, eran la infraestructura industrial de las minas.
Esta minas se agotaron en poco más de un lustro al aparecer carbonatos y menos óxidos de hierro a medida que se extraía.
Hoy en día sólo quedan los vestigios que muestro en la fotografía de Antonio Sierra Manrique, los hornos que fueron de calcinación mineral.
Pero Almería tiene en su subsuelo grandes vetas aún de minerales, sólo esperar a que de nuevo se reactiven las prospecciones.
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