Efectivamente, a los pocos meses de su ingreso en los Franciscanos, las notas del joven cambian como de la noche a la mañana y las notas bajas se convierten en sobresalientes. El padre asombrado, decidió hablar con su hijo para saber los motivos reales de tal mejora:
-"Hijo; ¿cómo es posible que saques ahora estas maravillosas notas? ¿Cuál es la razón?
- "Papá, el día de mi ingreso y recorriendo las instalaciones del Colegio con otros nuevos alumnos, visitamos una iglesia Cristiana. Sabes que yo nunca había visto una por dentro.
-¿Y?, le animó el padre a proseguir.
- "Pues me llamó la atención un hombre crucificado de gran tamaño, clavado, con cara de dolor, al que le habían pinchado con mala leche en un costado, sangriento y con un turbante de espinas en la cabeza. Al preguntarle a mi compañero por quien era el crucificado, me dijo que "era un judío como yo". Y desde entonces, me puse a estudiar como un loco, no me fueran hacer lo mismo".
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