El símil es ocurrente pues si vigilas una puerta para ver quien entra o sale, por la otra puerta pueden estar entrando y saliendo sin que lo percibas.
Casi cuatro siglos de antigüedad tiene la frase (1629 Pedro Calderón de la Barca) y se utilizaba como chanza y advertencia para aquellos maridos, que dejaban sola a la esposa en casa, en una casa con dos puertas, supongo.
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