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En su último viaje a América entre marzo de 1502 y mediados de 1504, Colón y su flota de cuatro embarcaciones, tuvieron varios percances, entre ellos el de tener que abandonar dos naves de las cuatro, ya que los cascos de las mismas estaban en muy mal estado y la reparación muy dificultosa, por lo que ordenó la construcción de un fuerte con los restos de las naves.
Pero el más famoso caso que acaeció en tan tumultuoso viaje y el que más ha perdurado en el tiempo fue el del eclipse.
Estando atrincherados en espera de ayuda, salían del fuerte para negociar con los nativos provisiones a cambio de baratijas castellanas.
Pasado unos meses, la impaciencia se apoderó de parte de la tripulación y tuvo lugar un motín. Los nativos aprovechando el desconcierto y la desunión entre los españoles, se negaron a proporcionar más víveres.
El sesudo Colón que disponía de un calendario astronómico, utilizó un eclipse que iba a suceder al día siguiente, para amenazar a los indígenas de que si no colaboraban, se haría de noche por mandato de Dios con quien tenía 'hilo directo', como así ocurrió.
Pero el más famoso caso que acaeció en tan tumultuoso viaje y el que más ha perdurado en el tiempo fue el del eclipse.
Estando atrincherados en espera de ayuda, salían del fuerte para negociar con los nativos provisiones a cambio de baratijas castellanas.
Pasado unos meses, la impaciencia se apoderó de parte de la tripulación y tuvo lugar un motín. Los nativos aprovechando el desconcierto y la desunión entre los españoles, se negaron a proporcionar más víveres.
El sesudo Colón que disponía de un calendario astronómico, utilizó un eclipse que iba a suceder al día siguiente, para amenazar a los indígenas de que si no colaboraban, se haría de noche por mandato de Dios con quien tenía 'hilo directo', como así ocurrió.
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