Lo importante de su obra es que perdura en el tiempo; Ahora en el siglo XXI, si paseamos por Almería ciudad y por el centro antiguo, notaremos unas líneas agradables y sobre todo, edificios emblemáticos, hasta el punto de que el Ayuntamiento, Administraciones y particulares, con muy buen criterio, los han rehabilitado y están cuidados al máximo y parecen nuevos, a pesar de más del siglo transcurrido.
Rico de cuna, Trinidad, estudió en la Escuela de Arquitectura de Madrid y regresó a Almería para "hacerla más grande", según sus deseos; nombrado Arquitecto Municipal, creó nuevos espacios, buscando una identidad dado que en el siglo XIX, con murallas medievales a cuestas, la ciudad la necesitaba.
Utilizó el hierro (era la época de Eiffel) en el Mercado Municipal (ahora ya restaurado) y gracias al florecimiento económico pudo llevar a cabo sus ideas. El edificio Banesto en el paseo de Almería y "la casa de las mariposas" recientemente rehabilitada, le dan, sin duda, empaque a la ciudad.; otras obras emblemáticas fueron: el Edificio de la Diputación Provincial de Almería, la antigua casa-palacio del alcalde Juan Lirola y que decir, de la Plaza de Toros.
Todo ello, se llevó a cabo en una época de esplendor dónde Almería tuvo un crecimiento demográfico espectacular ya que pasó de una población de 4.000 habitantes en 1712 a más de 11.000 a finales del siglo XIX. El crecimiento demográfico provocó el aumento de la construcción y empezaron a emerger las primeras instalaciones industriales.
La actividad económica se proyecta internacionalmente a través de las exportaciones de minerales de las minas de sierra de Almagrera y Gádor en las que se extraían hierro y plomo. La creación de nuevos malecones en el puerto (comienzan las obras en 1847 y se terminan en 1906) proporciona el vehículo primordial para la exportación. Las exportaciones más importantes eran: la uva de mesa y de las producciones de salinas como las de Cabo de Gata o Roquetas de Mar.
Todo ello trajo una clase media adinerada y la sociedad cambió de forma, que los nuevos edificios señoriales fueron, a partir de entonces señas de identidad de la ciudad, dónde Trinidad Cuartara Cassinello, tuvo muchísimo que ver, siendo considerado el "alma mater" de casi todos los proyectos.
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